jueves, 12 de enero de 2012

Invirtiendo el sentido.


Cogió con una especial ligereza su abrigo y tomo rápidamente aquellos libros tan añejos que había leído hasta el final de sus páginas, algo que no solía hacer nunca.
Salió por la puerta como alma que lleva el diablo sin mirar atrás, sin despedirse, sin tacto alguno, sin coger todas sus cosas que aun quedaban en ese lugar que mirado desde sus ojos era lo peor, lo inmenso, lo muerto. En la esquina, dio media vuelta parando sus pies en seco, mirando hacia aquel lugar y con un suave tono dijo:
- En la locura habré caído, pero no gozar más quiero de la muerte en mi presencia si ella lo que hace es reírse de mi ser y no matarme.
Se volvió y siguió en aquella dirección la cual parecía pensada pues su paso era rápido, fuerte y las luces se ponían a su favor.
No podía mas con sus pies y notaba un dolor espantoso que subía por su estomago hasta hacer un nudo agonizante en su garganta. Pero siguió su camino, notando esa sensación tan extraña que poblaba su cuerpo sin que el calor del abrigo pudiera impedirlo, hasta que noto las vibraciones musicales de un violín correr por su oreja hasta hacerle ver a lo lejos un restaurante en el cual estaban tocando algo tan sutil, tan divino, tan sublime que parecía ser algo del mismísimo Paganini.
Entro, no era un restaurante normal para nada. Los músicos eran recorridos por un aura que los volvía tan bellos como las composiciones que estaban tocando y los instrumentos expulsaban una música tan divina que te hacían sentir cada nota. Tomo asiento dejando sus libros en aquella mesa alejada del público, pues no podía permitirse sentarse mas cerca, ya que no llevaba nada de dinero encima, para poder tomar un buen whisky algo que también le vendría haciendo falta para poder soportar ese nudo que ni la música logro desatar un poco. La música, aquel lugar, aquella mesa tan bien tallada, esa amargura que recorría su cuerpo la que obligo a que sus labios involuntariamente llamaran al camarero y pidieran un whisky del mejor que tuviera la casa. Una vez traído el whisky lo tomo sin despiste alguno, lo más rápidamente que pudo y termino levantandose, saliendo por la puerta como el mismísimo viento.
Pudo andar más, pero no más deprisa.
Termino por dejar caer su cuerpo encima de una piedra gigante, fría y llena de musgo. Se puso bocarriba mirando a la luna con una gula en sus ojos que parecía que la iba a devorar si ella se despistaba en algún momento. Dejo caer los libros sobre la hierba húmeda, rebusco entre los bolsillos de su abrigo y saco un revolver tan enigmático que daban ganas de dispararlo, pues no daba esa sensación de ser un arma normal, era demasiado atractiva. Una vez revolver en mano lo introdujo en su boca, suspiro, miro a la luna como nunca antes imagino que podía mirar, de esa forma tan mitológica. De pronto para cual loco, la luna se acerco tanto que con una doble voz dijo:
- No puedes hacerlo, nadie nunca me ha mirado de tal forma, nadie nunca ha deseado verme antes de morir encima de este valle frío y sediento de sol.
Tirando el revolver a un lado, parpadeando varias veces, respondió:
- No puede ser que tu hables, no puede ser que pase esto, no puede ser.
La luna empezó a perder su luz y le respondió con esa doble voz:
- La locura te ha dominado, la locura crece por tu cuerpo, se anuda a tu garganta, la locura te esta haciendo ser lo que quieres, la locura te deja coger pluma y papel.
Volvió a parpadear y dijo:
- Gracias luna de mi locura por enseñarme que aun gozo de cordura alguna.
Se reincorporo y la luna se alejo rápidamente volviendo a lo lejos
recuperando su luz cegadora.
Pudo suspirar, notar aun ese nudo pero, no pudo dejar de mirar a la luna y volver a suspirar diciendo:
- Locura, no locura... La mía empieza aquí.
Nadie sabe que sería "la mía" si su vida o su locura.

5 comentarios:

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  2. ¿Por qué no pones que eres tú la del revolver?

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  3. Disculpame si entro aquí sin tu permiso. Lo cierto es que ha sido toda una casualidad: no me creerias si te digo como lo he encontrado.
    Permiteme que te diga que me han encantado tus escritos, más el primero que el segundo: soy un enamorado de la música de vinilo y el whisky nunca me gustó demasiado.
    Si no te importa pasaré de vez en cuando por aquí, a veces notarás mi presencia y otras no y que rece el de los anonimos para que no me lo encuentre por aqui.

    Un saludo,

    M v H

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    1. No tengo porque disculparte nada pues mi blog esta abierto para todo el que guste en visitarlo pero si que me gustaría saber como has llegado hasta el.
      Pasate cuando quieras porque me encantara notar tu presencia.
      Un saludo.

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  4. Eres... como decir luz oscura? linterna de oscuridad? sombra que ilumina? Nunca dejes de escribir nunca dejes de actualizar. Tienes un admirador en un rincón oscuro.

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